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lunes, 13 de junio de 2011

EL ITINERARIO DE LAS FIESTAS DE QUITO

Las fiestas de Quito, nacieron en1959 cuando el vespertino Ul­timas Noticias había emprendido una campaña para recuperar las tra­diciones que se encontraban en decadencia.

Toda modernización supone un rescate de la tradici6n, y una formulación de la identidad. Por eso, las fiestas de Quito estarían inscritas en esta apelación a la tradición y la definición de una identidad urbana. Sin embargo, se trataba de una construcción moderna de la quiteñidad, que tiene su núcleo más fuerte en la reivindicación de la hispanidad. Al inicio, no se sabe muy bien que se está celebrando.
Apenas llegado a Quito en 1960, el joven agente de la CIA, Phi­lip Agee, fue a una corrida de toros. El creyó -equivocadamente- que el 6 de diciembre, era una conmemoración de la expulsión de los españoles de Quito. Los historiadores abonan a la confusión al discutir si la fecha original es o no el 6 de diciembre. Si se elige la fecha inicial de fundación de Quito el 28 de agosto de 1534, a orillas de la laguna de Colta en Chimborazo, habría que ir a celebrar allá?
La modernización también se torna equivocada la figura del chulla quiteño. Para unos, el chulla quiteño se transforma en parte de una evocación costumbrista. Para otros, traduce un estado de ánimo. Hay consenso en que los personajes de este tipo se vuelven escasos después de 1960, con el suicidio del "terrible" Martínez, representante arquetípico del sentido moderno del chulla.

En un nuevo periodo de integración nacional y desarrollo  estatal la ciudad donde está ubicado el aparato de Estado reivindica un localismo urbano. Siempre han sido importantes los espacios, aun­que la intensidad del fenómeno y su lugar, es en sí diferente, depen­diendo de lo que se concibe en un memento dado como lo nacional. Es precisamente al finalizar una década de alto crecimiento demográfico de Quito y de impulses desarrollistas, cuando se busca un evento de integración local.
 En la década del sesenta, se tiene un hecho central en las fiestas, la corrida de toros, acontecimiento alrededor del cual se articulan las visiones más globales que reivindican la fuente hispánica del criollis­mo. Los toros y los toreros juegan un rol muy importante en la formación de una ideología oficial de las fiestas. Sombreros cordobeses, panderetas y castañuelas evidencian el amor a la madre patria. Es también necesario vincular a esto la oficialización de Jesús del Gran Poder corno figura simbólica de la religiosidad popular.
Por otro lado, en los sesenta se produce el apogeo de la música colombiana y mexicana, lo que incide en opacar la música nacional.

La década del ochenta, muestra la falta de ejes centrales de con­vocatoria. Para muchos se vuelve motivo de huida a la playa o unas va­caciones. Desde la perspectiva de los grupos medios ilustrados que controlan el sentido de la fiesta, la Quiteñidad es reivindicada con una visión nostálgica del pasado y su componente hispánico.

Las fiestas en los noventa, revelan fatiga de la fórmula original, y
consolidan una dispersión de sentidos. El sombrero cordobés en la plaza de toros se vuelve raro y cede el puesto al trivial sombrero de paja toquilla y la visera de cartón. Con la crisis económica, los discomóviles desplazan a las orquestas, y los disc-jockeys imponen se dictadura.

Investigador: Pablo Noboa (UCE- FACSO).

Fuente bibliográfica:
Libro: La otra cultura, (Imaginarios, mestizaje y modernización).
Autor: Hernan Ibarra.
Págs. 38-40.
Biblioteca municipal Quito-Ecuador.